Little dreamer

El por qué me es desconocideo, el cuando llega en el momento más inesperado y menos oportuno, el cómo...no hace falta decir que siempre llega con la intensidad y el vocabulario más vulgar habido y por haber, el dónde es lo de menos, cualquier lugar es el idóneo, todo sea por perjudicar lo que no nos concierne, todo lo que no nos afecte directamente, ya que para qué callarnos e ignorar o apoyar lo que a nosotros realmente nos la suda o sencillamente no es de nuestra incumbencia. Es algo que nunca entenderé, y que siempre está ahí. Bendito sea (por Dio) el día en que el por qué, el cuando, el cómo y el dónde se simplifiquen y unan en uno sólo y caigan por el abismo tan lejos que sea imposible alcanzarlos nunca más. Si ese día llega, la felicidad se personificará y llamará a la puerta, mientras tanto sigue perdida en el laberinto de donde no sabe si algún día saldrá. Hay que ayudarla, y se intenta, vaya que si se intenta, pero el camino es largo y engañoso, en definitiva una engañifa, cuando más cerca se simula el final más lejos se encuentra, siempre existe un obstáculo que le impide continuar...Los obstáculos deben desaparecer, ¿cómo? me diréis...ahí esta el kid de la cuestión. Hay ideas pululando cerca de la felicidad, pero aún no puede alcanzarlas...sólo falta un pequeño empujón. ¡Empuja!