Vistas veraniegas

Será por personajes que te puedes encontrar por todos sitios, pero este en especial me hace bastante gracia, y es que me recuerda a todas aquellas imágenes o vídeos que visionamos por Internet a los cuales solo sabemos responder con un what the fuck? Ya lo vi hace un tiempo cuando vine a la playa pero hoy lo he vuelto a ver, así que le daré un poco de movimiento a este poco frecuentado blog.

Imagínense buscando un pisito para pasar el verano en un lugar de la costa murciana, si tiene tiendas cerca mejor, y ¿por qué no? algún que otro bareto, el caso es que haya ambiente que es lo que siempre se agradece en la estación estival. Bien, pues lo habéis encontrado, reune todas las características que buscabas, así que te pones a apuntar el número qué aparece en el cartel para llamar, pero de repente, la que imaginas es la propietaria, sale al balcón así como su perro, toma asiento en pos del mar y empieza a comer. Hasta aquí todo bien pero analicemos a la landlady: señora mayor, pongámosle unos 80 años, vestida como tal, con su delantal como buena ama de casa y unos guantes de fregar azulitos, en fin, pobre mujer tan dedicada a su cocina que ni para comer puede quitarse su atuendo de trabajo. Come con un cuchillo del bote de nocilla, y piensas y lo mucho que la envidias, mientras, a su alrededor un chucho chiquitillo no deja de dar vueltas por el balcón.

Esta bien llamemos, pero espera, creo que te ha visto, sabe que quieres alquilar el piso, te mira con la mirada de haber encontrado una fortuna, ya sabes como cuando en los dibujos animados se sustituyen las pupilas por dos sendos símbolos de dolares. Aunque la verdad esa mirada... esa mirada es lasciva, umm lasciva no sé, pero tal vez sea una mirada roja, sí, creo que desea mi muerte, pero coño y ¿ahora se ríe? Parece el señor Burns, harían una buena pareja. Un momento, creo que quiere decirme algo, me está hablando, “¿Señora, qué dice? no le oigo” Si quiere decirme algo ¿porqué no me mira?...Qué raro es esto, te dices, daré una vuelta, y volveré para llamar. Transcurridas unas cuantas horas y unas cuantas cuantas copas de más vuelves al lugar y...¡no puede ser! Ahí sigue, tal y como la dejé, hablando sola, riendo cual esquizofrénica, con guantes de lavar, abruzándose en su antigua mecedora y con su fiel compañero que no deja de rondarle. Será a él a quien le hable, total no tiene a nadie más, ¿o sí?

3 comentarios:

Hrmnos Mc'Arron dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Esa mujer debería protagonizar una peli de terror, o mejor de ciencia ficción

Tomás dijo...

Decir "dos sendos" redunda. deberías haber escrito "sustituye las pupilas por SENDOS símbolos..."