Sin esperanza


Solo en una habitación que jamás pensé que ocuparía, impotente ante los hechos que suceden más rápidos de lo que desearía...¿hasta dónde vamos a llegar? Me echa de casa, de mi propia casa, y tengo que ir mendigando a alguien que en otros tiempos no pasó de ser un simple conocido a pesar de compartir sangre y que ahora es el único que apoyo que me queda.
Pero me remonto y pienso ¿cuando empezó todo esto? Una familia feliz, adinerada, tres casas, una vida social inmejorable y una paz interior más que envidiable. Ahora, todo desmoronado y ni tan siquiera sé si es mi culpa. Tal vez le dimos demasiada libertad, pero a ella también se la dimos y no ha causado el más mínimo destrozo. No puedo ni recordar aquel momento, el tiempo pasaba lento, el odio se reflejaba en su cara mientras caía por las escaleras, todo se nubló cuando el golpe craneal me dejó inconsciente. Y si por lo menos hubiese acabado allí, pero no, esta pesadilla aún no ha terminado, si hasta ha intentado destrozarme los intestinos con la punzada de un cuchillo cualquiera, el pestillo que me daba algo de seguridad en casa está destruido por completo, ¿acaso se puede vivir pensando que en cualquier momento puede entrar por la puerta y destrozarte la cabeza con el primer objeto que se encuentre?
Luego está ella, tal vez ingenua o tan sólo estúpida, pero aquí me tiene, fuera de mi casa como si de un vulgar perro se tratase, cuando se lo he dado todo. Mientras, le da todos los caprichos que quiere a su pequeña sin siquiera pensar que no tenemos ni una perra gorda. Ilusa ella, pretende continuar su vida como si nada, pretende salir a la calle y que los vecinos la saluden con el cariño que siempre lo han hecho, cuando ahora lo único que le dan es la espalda. Me llama blando, ¡a mi!, que todo lo he intentado ya, todo lo que se puede, claro, para cambiar esta situación, para que vaya a mejor, para que nuestra vida vuelva a ser la misma de antes. Pero por mucho que pretenda seguir con la vida que ahora no tiene, no puede olvidar el momento en que le estampó el jarrón en la cabeza.
Y aquí me hayo, sin saber que hacer, por dónde salir, sólo quiero que todo sea normal, quiero vivir tranquilo, no quiero volver a tener pesadillas una y otra vez con su cara, la cara de mi hijo, odiándome, deseando mi muerte...y así, ¿cómo va a querer vivir un padre? Dame la paz interior que necesito, sabes como hacerlo...aquí te espero.

2 comentarios:

Cristina dijo...

¿De dónde diantres sacaste esto?

Megapixel dijo...
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