¡A la huelga!

En una época socio-política bastante inestable, por no decir quebrada por completo, no es de extrañar que se sucedan huelgas generales, convocadas por el monopolio sindical que espera al momento adecuado para realizarlas...o al momento que más les conviene a ellos. Las  huelgas pretenden mostrar el descontento generalizado de la gente que acude a ellas con respecto a las gestiones que se están llevando desde el gobierno de turno.
El próximo 29 de marzo, es decir, este jueves, se ha convocado una huelga general por el desacuerdo con la nueva reforma que el señor Rajoy ha impuesto. Tú, como ciudadano español, tienes derecho a ir a las manifestaciones y no ir a trabajar para dejar constancia de tu simpatía para con la huelga, por tanto, estás en total libertad de asistir a ella. También puedes no hacerlo, a tu libre elección, como humano con cerebro que eres para tomar sus decisiones.
Esto es, al menos, lo que yo creía que eran las huelgas...hasta ahora. Y es que ahora parece que los sindicatos y los simpatizantes también se creen que son los reyes del mundo obligándote a ir a la huelga, impidiéndote ir al trabajo con piquetes en la puerta. Pero es que, atención, ahora también ha llegado al ámbito estudiantil esta falsa libertad. Casualmente, la huelga general y las fiestas de la Facultad de Letras coinciden en el mismo día. Si fuésemos personas normales, que defienden la libertad de expresarse o no, los que quisieran irían a la huelga y los que no, como manda el día, se emborracharían.
Pero no, qué va, los simpatizantes de la huelga quieren que los borrachos vayan a la huelga también, sí o sí, amenazando con boikotear el evento. Entonces si el gobierno nos obliga a trabajar y los sindicatos nos obligan a no hacerlo, ¿dónde está nuestra libertad, aquella que defienden los manifestantes?
Hay tiempo para todo y cerebro en cada uno para decidir si prefiere luchar por sus derechos, sin obligar a los demás a hacerlo, o el que prefiera evadirse de sus problemas tomándose una cerveza fresquita. Yo me decanto por la segunda opción, pero eso sí, yo no os obligaré a sucumbir a los encantos de la embriaguez.

3 comentarios:

Sarlacc dijo...

Yo pensaba hacer huelga, pero me temo que eso de que eres libre para hacerla es mentira. Bueno, no es mentira, lo que pasa es que tú haz huelga que luego ya veremos lo que te pasa.

Y si no haces huelga ahí tendrás a los buenos piquetes informativos dando porculo impidiéndote ir a tu lugar de trabajo, trabajo que eres libre (o casi) de desempeñar (o intentarlo).

Si me encuentro a algunos de esos el jueves sólo espero que detrás mío venga un camión con su conductor completamente borracho como para darse cuenta de lo que tiene delante. A tomar porculo con los piquetes terroristas.

¡Besitos!

Lady_Blue dijo...

yo ire a trabajar.... aunque me esta apeteciendo mucho la idea de tomar una cervecita freskita e ir a unas fiestas de la universidad, cosa que nunca he hecho.
Yo tambien estoy preparando un escrito de la huelga..., porque pienso que esta huelga esta fuera de lugar. Ya leeras mi post.
Besos

Ainis dijo...

Esto de la huelga es complicado. Lo primero es que los piquetes no son de ahora. Supongo que pertenecen a ese colectivo de huelguistas que se sienten ofendidos porque están luchando por los derecho de todos, mientras otros van a cumplir su día de trabajo como si nada.

Pero claro, no todos los esquiroles lo son por gusto: los comercios pequeños, los contratos basura y un largo etc. Todos esos no lo tienen tan facil, porque como dice Tapanez, la libertad de hacer huelga es relativa. Eso es vergonzoso.

Aunque también es vergonzoso e igual de sectario que haya huelguistas violentos, porque como dices, Txér, eso tampoco es libertad y no todos lo tienen tan sencillo.

Y eso, que es complicado el tema. Muy interesante post.