Una ética para cada ocasión

Hallóme anonadada entre conceptos epistemológicos de aquellos hombres, siempre dignos y libres, que no sabían otra cosa que desarrollar, contradecir y crear más historia para que los jovenos de hoy día tengan algo sobre lo que estudiar. Otrora habría desistido pues mi mente no es que sea baúl de muchas memorias, aún con eso, mejunje de éticas orbitando por mi mente, decidí dar cabida al desarrollo de mis exégesis con el fin en sí mismo de alcanzar un peldaño más, o al menos esquivarlo airosa. Lejos de la dificultad que estructura tal conlleva en otras ocasiones, las palabras, o más bien las respuestas, que sin ser continuas, llegaron a buen puerto, observé una actitud que irradiaba en medio del lugar, por la cual me debatí entre las éticas weberianas. Este...digamos...individuo (o individua, si nos dirigimos en presencia de cierta ex-ministra) defendía a convicción que la carne hay que guardala y es que el calor no es excusa para no ir tapada hasta el mismísimo cuello. En tanto, me debatí entre si este hecho partía de una convicción que la susodicha tenía, o que realmente estaba actuando según una ética de la responsabilidad...Sin embargo, actos siguientes de escrupulosa medición, y aún ignorando lo legalmente estipulado, hizo cuanto le vino en gana para ganarse mi odio...aunque más creo que fue el odio compartido. En esto me vi, que siguiendo el utilitarismo racionalista, lo más razonable hubiese sido una lección legal que favoreciese el bien común, y por tanto así el individual. Lejos de la realidad, no quedó en otra cosa que en gritos y quejas inter individuos, y es que no hay otra que mantener el optimismo en la razón humana, como hacía Habermas, aunque en este caso la razón es más bien interesada, y por ende, utilitarista, pues es más importante asegurar un buen final que quedarse a media tinta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Cristina dijo...

Me imagino que estarás parlando de alguna exministra. ¿Cómo escribiste esto? Emporrada hasta las cejas, adivino.